Recuerdo mi infancia con cariño y tristeza a la par.
Desde chiquilla fui criada entre varones, la única jovencita en casa, sin más compañía ni apoyo femenino que el de mi propia madre, en una época en la que todas las tareas y responsabilidades del hogar recaían sobre las mujeres, y no me fue tan mal...
Eran tiempos difíciles, tanto económica como psicológicamente, muchas noches llorando con el único consuelo de una fría almohada, más nunca perdí la sonrisa.
Hoy miro atrás y no puedo estar más que orgullosa de mí misma, pese a las opiniones de las que intentaron
acosarte moralmente y hacerte sentir menos, porque no lo consiguieron.
¿Dónde estaban ellas cuando sólo había oscuridad y miseria?...
Cabeza alta. Siempre.
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martes, 13 de junio de 2023
Cabeza alta, siempre
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